miércoles, 27 de mayo de 2015

Voto de silencio.

     


     Me decías siempre que lo que más te gustaba de mí era mi risa. Te evocaba buenos momentos, días libres lejos de la monotonía de aquel trabajo que odiabas, vacaciones al sol, ratos de juerga con los amigos, bromas en la intimidad de nuestra alcoba... Hace mucho tiempo que no me río, ya no recuerdo cuánto, ni siquiera cuándo fue la última vez que sonreí sinceramente y no por compromiso. 
      Compartimos una casa que no nos pertenece porque tal vez nunca la hicimos nuestra. Nos movemos por ella como extraños unas veces, otras simplemente nos ignoramos. Nos incomoda estar a solas. Un día sí y otro también conjugamos el verbo callar. Nos hacemos invisibles entre tanto silencio. 
     Ya no nos buscamos, ya no nos amamos. Para mí es evidente, lo leo en tus ojos aún cuando ya no me miras. Para ti , probablemente, también lo sea,  pero no se me olvida que  lo tuyo nunca fue tomar decisiones.  Lo que tenga que ser será. ¿Y no será que nos hemos perdido?
       Me decías que lo que más te gustaba de mí era mi risa. Ya ni siquiera te importa si me río o no. Y lo que es peor aún... a mí tampoco me importa.    

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