Cuánto te añoro, amor, amigo,
ya no te tengo.
Ojalá supiera leer tus silencios.
Si hoy pudiera sanar con besos tus múltiples heridas,
este frío que siento aquí adentro,
dormiría lejos por siempre, junto a tu intenso dolor.
Ya no queda en mí más deseo que aquél de aliviar tu soledad
Calmando tu ansiedad y tu derrota,
tatuando tus grietas de calor y paz,
sembrando de serenidad tu destino y de futuro tu verdad.
Si supiera leer tus silencios
quizás ya no te extrañaría tanto amor, amigo,
ya no te espero.
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