domingo, 5 de abril de 2015

Cambio alergia por amor.



        Abrió el horno y sacó la bandeja cuidadosamente. Las miró y comprobó que tenían el tamaño justo, la forma perfecta. Los trocitos de chocolate negro apenas se insinuaban en la superficie. Así era como a él le gustaban. El olor dulzón de las galletas perfumaba toda la casa. En cuanto abriera la puerta se daría cuenta. Sonreía imaginando su llegada. Agradecido la abrazaría y le besaría las sabias manos que las habían amasado para él. Y después le hablaría dulcemente del sabor, de la textura... Ella nunca las había probado, sin embargo las disfrutaría en su piel y sus golosas palabras. Ni en el más placentero de sus sueños imaginó que la alergia al chocolate que sufría desde niña la llevaría, a estas alturas de su vida, a disfrutar tanto.

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