domingo, 21 de junio de 2015

Luchadores.











Desmontaron las tiendas y se fueron
después de más de veinte días allí.
Se llevaron los carteles y las pintadas,
en mi memoria dejaron sus lamentos y
sus ganas de luchar.


No sé a quién miran hoy aquellos ojos verdes
que me dedicaron cada mañana
una mirada triste pero sincera,
la de un hombre leal y con convicciones.


Luchaba por un trabajo digno,
por un salario justo,
por una quimera en estos días
en que todo vale y nada cambia.


A esa lucha nos unimos los que
sabíamos que, muy pronto
ni medallas ni diplomas valdrían,
ni esfuerzo ni sacrificio
significaban ya nada.


No sé aún si consiguió
que los de arriba les escucharan.
Solo espero que mi sonrisa
abierta y cómplice
en fuerza se transformara...


Porque todos perdemos un poco
cuando lo que está en manos baldías 
se llama Futuro,
se llama Dignidad.

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